lunes, 6 de abril de 2015

Atrapado en un pasado negativo


Buenas noches a todos! Hoy me gustaría hablar de un problema que muchas veces nos atormenta, Vivir atrapado en un pasado negativo.
Todos tenemos un pasado y de alguna manera, este nos condiciona. No podemos negar quienes éramos o que cosas hicimos. Hay personas que utilizan su pasado para no volver a cometer los mismos errores y aprender de estos, pero hay otros que no pueden dejar atrás situaciones, sentimientos o personas del pasado. Cuando uno sigue atado emocionalmente a su pasado generalmente arrastra una mochila de culpa y resentimiento, y con el tiempo la carga se hace más pesada lo que dificulta nuestro crecimiento personal y en consecuencia nuestra vida diaria. 
En esta mochila se esconden situaciones que no hemos sabido procesar emocionalmente en el momento y continuan haciéndonos daño. Sin embargo no podemos soltar lo que no sabemos que estamos agarrando. Por este motivo está bueno, que de vez en cuando miremos a nuestro pasado para poder descubrir las respuestas que expliquen nuestro presente.

¿Cómo hacemos para saber si seguimos atados al pasado? 
Hay varios signos que indican que vivimos mirando hacia atrás con mucha frecuencia y que esto nos imposibilita a disfrutar al máximo las oportunidades que tenemos en el presente. 
  • No quieres hablar de la situación o te cuesta mucho hacerlo. Cuando hemos aceptado una situación, no tenemos problemas para volver sobre nuestros pasos y hablar de ella, tanto de los aspectos positivos como de los negativos. Cuando algo forma parte de nuestro pasado y lo hemos aceptado plenamente, lo abordamos con naturalidad. Sin embargo, cuando nos negamos a hablar de un tema, es porque este continúa molestándonos o haciéndonos daño de alguna manera, es un signo de que no hemos podido pasar página e integrar esa vivencia en nuestra historia.
  • Experimentas sentimientos negativos que no tienen explicación. A veces, aunque todo esté bien en nuestro mundo, experimentamos vagos sentimientos de dolor, resentimiento o culpa. Esas sensaciones no provienen del presente, no podemos encontrar algo que las origine en el "aquí y ahora" simplemente porque vienen directamente del pasado, de una situación que aún nos está dañando y que no hemos resuelto del todo. Recuerda que el hecho de que sepultemos una experiencia, no significa que no haya existido y mucho menos que deje de causar dolor. Podemos cubrir la herida con una venda pero el hecho de que no la veamos, no quiere decir que no duela o duela menos.
  • Reprimes las emociones. Uno de los signos de alarma de que aun no hemos hecho las paces con nuestro pasado llega de la mano de la represión de las emociones. Por ejemplo, cuando una persona querida nos abandona y aceptamos la pérdida, logramos recordar viejos momentos con una mezcla de tristeza, alegría y nostalgia. Dejamos de resistirnos al recuerdo porque somos capaces de manejarlo. Sin embargo, en los primeros tiempos reprimimos las emociones y los recuerdos porque estos nos resultan demasiado dolorosos, lo cual significa que aún no hemos aceptado emocionalmente lo que ha sucedido.  
  • No puedes controlar tus impulsos. Los impulsos provienen, básicamente, de nuestras emociones. Cuando reprimimos nuestras emociones y sentimientos, estas salen a la superficie como impulsos. Por eso, si siempre estás enojado, si te sientes ansioso y la ira explota con facilidad, es probable que necesites resolver asuntos pendientes de tu pasado. Recuerda que para ejercer un buen autocontrol sobre los impulsos, es necesario estar en paz con nosotros mismos.  
  • Te sientes limitado, pero no sabes por qué. Se trata de una sensación que todos hemos experimentado en alguna ocasión, una sensación que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos pero para la cual no encontramos ninguna explicación lógica. En esos casos, suele tratarse de un trauma que eliminamos de nuestra mente consciente pero que continúa determinando nuestra vida desde el inconsciente. Los miedos irracionales, las creencias limitantes y las excusas para no crecer pueden tener su origen en una experiencia pasada que nos ha marcado emocionalmente y que no hemos sido capaces de procesar.
  • Revivir constantemente una situación traumática. Cuando nos encontramos a nosotros mismos leyendo una y otra vez el mismo capitulo doloroso de nuestro pasado tratando de encontrar respuestas que no pudimos encontrar antes y por consecuencia no podemos seguir adelante. Nos limitamos a lo que conocemos o creimos conocer. Muchas veces es dificil desprendernos de personas o hechos que nos marcaron, porque nos cuesta mucho aprender a dejar ir.
  • Repites los mismos errores continuamente. Se dice que el hombre es el único animal que choca dos veces contra la misma piedra. Y es cierto, pero cuando chocamos varias veces, es hora de preguntarse qué estamos haciendo mal. Hay personas que se ven envueltas en patrones de comportamiento recurrentes que les hacen cometer una y otra vez los mismos errores. En esos casos, lo que suele pasar es que la persona se está castigando por una experiencia del pasado que no ha asumido, obligándose a vivir continuamente la misma situación.  
¿Cuál es la solución?

Toda experiencia encierra aspectos cognitivos y emocionales. Somos muy buenos racionalizando pero muy malos aceptando las emociones, por eso, podemos comprender determinadas decisiones y comportamientos pero no logramos aceptarlos emocionalmente. Sin embargo, hasta que no aceptemos emocionalmente esas situaciones no lograremos pasar página. No se trata de superar a algo o a alguien, sino a nosotros mismos, a esa persona que éramos.

Aquí les dejo una serie de pasos para dejar de castigarnos por un error de nuestro pasado:
  •  Entender que castigarnos no nos ayudará en absoluto a resolver nada. Si cometiste un error y sabes cuales son las consecuencias de este, tratá de enmendarlos. Si es posible, pedí disculpas. Si no puedes pedir perdón, quizás porque ya no puedes hablar con esa persona, aprendé del error para asegurarte de no volverlo a cometer.
  •  Hablar del error. Cuando experimentamos una gran sensación de culpa, solemos alejarnos de nuestros amigos. No obstante, cuando te sientas listo y puedas hablar de eso, deberías conversarlo con alguien. Siempre está bueno tener una perspectiva más parcial del asunto, y sorprendentemente, esto nos ayuda a alivianar la culpa.
  • Aprender a ser amables con nosotros mismos. Siempre es más fácil ser amable con las demás personas que con nosotros mismos. Una buena forma de lograrlo es manteniendo un diálogo positivo y amable dentro de nosotros. 
  • Comprender a los errores como oportunidades para crecer. Las personas que se castigan suelen comprender los errores como fracasos o defectos a través de los cuales determinan su valía. Sin embargo, pensá siempre que el camino al éxito está lleno de fracasos. A menudo, de la mano de los errores llegan los aprendizajes más importantes de la vida. 
  •  Poner los hechos en perspectiva. Uno de los mecanismos que perpetúa la culpa es pensar que si pudiésemos regresar en el tiempo, hubiésemos actuado de una manera diferente. Sin embargo, es importante que te des cuenta de que en aquel momento, con el conocimiento que tenías y las circunstancias que te rodeaban, tomaste la decisión que creíste más oportuna. Aceptar este hecho es tremendamente liberador.
  • Aprender a valorar con flexibilidad. Detrás del castigo casi siempre se esconde una persona rígida que no quiere aceptar que se equivocó, al menos no en un aspecto que le resulta tan significativo. No obstante, recordá que entre el negro y el blanco hay miles de tonalidades. Tener un poco más de flexibilidad mental y alejarte de ese pensamiento polarizado va a ayudarte a enfrentar la vida desde una perspectiva más abierta.
  • Tener en claro quiénes somos. Las personas que se castigan durante años terminan olvidando quiénes son para convertirse en alguien que simplemente que carga el fardo de la culpa. A veces, es como si toda su vida se hubiese reducido a ese incidente. Para salir de ese círculo vicioso es importante que recuerdes quién sos y que saques a colación todas tus cualidades positivas. Vos sos mucho más que tu culpa. 
Bueno espero que les sirva de ayuda! A mí me sirvió mucho para dejar el pasado atrás! Dejemos de vivir una vida triste y animémonos a disfrutar de las oportunidades que tenemos ahora. Antes de que estas sean oportunidades que tuvimos y nunca supimos aprovechar. 

Andu.  

  

   

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